- Utilizar plantas nativas o adaptadas a tu clima: estas plantas están más acostumbradas a las condiciones climáticas de tu zona y por lo tanto necesitan menos agua.
- Instalar un sistema de riego por goteo: este sistema proporciona agua directamente a las raíces de las plantas, reduciendo la pérdida de agua por evaporación.
- Utilizar un tiempo de riego más largo, pero menos frecuente: esto permite que el agua se filtre profundamente en el suelo y alimente a las raíces de las plantas, en lugar de evaporarse.
- Recoger el agua de lluvia: se puede instalar un sistema de recogida de agua de lluvia para utilizarla en el jardín.
- Mantener el suelo húmedo: cubrir el suelo con mantillo o hojas secas puede ayudar a retener la humedad y reducir la necesidad de regar.
- Usar una manguera de jardín con un dispositivo de cierre: esto te permite apagar y encender el flujo de agua según sea necesario, evitando el desperdicio de agua.
- Revisar regularmente el sistema de riego: asegurarse de que no haya fugas y reemplazar los aspersores y mangueras viejos o dañados puede ayudar a reducir el consumo de agua.